Hablando de Redes Sociales en el Instituto

Como es evidente por el contenido de alguno de mis post pasados (una muestra, otra muestra), soy usuaria entusiasta de las redes sociales personales y profesionales desde hace ya tiempo; pero desde hace cosa de un año y medio además, esas redes y su impacto en la vida real de los menores como personas en general y como estudiantes en particular, ha empezado a ser uno de los ámbitos de investigación que nos ocupan a mi grupo de investigación y a mí misma y, gracias a la oportunidad de trabajar en distintos proyectos asociados a la misma idea, me ha acercado a la vez a distintas perspectivas de estudio y análisis del fenómeno.

Pues bien, hace unos meses, y gracias a la intervención de mi amigo Javier Soto, se pusieron en contacto conmigo los padres y madres de uno de los Institutos de Secundaria de Murcia con una demanda muy concreta, estaban preocupados por un nuevo elemento que había aparecido en sus casas y en la vida de sus hijos y que definitivamente no controlaban, pero que se había convertido en una parte esencial de la vida de sus hijos, y les hacía debatirse entre el impulso de la prohibición y la incertidumbre del no saber exactamente cómo «enfrentarse» a ese nuevo enemigo. Sabían que se perdían mucho, pero no sabían muy bien el qué o cómo hacer para no perdérselo y pedían ayuda.

¿La Preocupación? Tuenti
¿El detonante? Aparte de la creciente influencia del nuevo elemento en la vida de los hijos, algunos incidentes en el instituto y, como no, la alarma de algunos sucesos trágicos a nivel nacional que los medios de comunicación (de manera irresponsable a mi gusto) asociaron al uso de facebook y tuenti, en concreto la muerte de Marta del Castillo.

A la demanda de estos padres que buscaban sobretodo orientación y formación, mis compañeras Isabel Gutiérrez Porlán, Trinidad Rodríguez Cifuentes y yo misma -Linda Castañeda- (Pedagogas que trabajamos en la Universidad de Murcia en esto de la Tecnología Educativa), ofrecimos una propuesta que pudiese ser lo más integral posible: sesiones de formación y sensibilización para padres, alumnos y profesores. Sesiones diferenciadas claramente en función de los destinatarios.

Así, para los padres buscábamos hacer trabajo con énfasis en la educación familiar, con los alumnos énfasis en el uso variado y responsable de las mismas (identidad digital), y con los profesores pretendíamos una formación en orientación para el uso de las redes sociales y posibilidades educativos de las mismas. Finalmente hemos llevado a cabo las dos primeras estrategias (la de los profesores queda pendiente a demanda de ellos mismos) y el trabajo ha sido tremendamente satisfactorio.

Por un lado hemos llevado a cabo sesiones con los estudiantes de primer y segundo ciclo de ESO (una sesión por grupo-clase), en las que básicamente se han abordado tres objetivos: el primero, conseguir un mejor conocimiento de lo que supone una red social y cómo la información circula a través de ella (privacidad de los contenidos, posibilidad de acceso, etc.); otro en la que abordamos la sensibilización de los menores sobre el impacto real que tiene lo que escriben en la red sobre su vida en general (incluida la presencial), y uno final en el que intentamos abrir la mente de los más jóvenes a otros posibles usos de esas redes más allá del mero uso lúdico. Para dichas sesiones hemos trabajado con estrategias muy diversas pero que han resultado enormemente interesantes, una de ellas -probablemente la que más nos ha gustado por su desarrollo y resultados- es adaptación de otra del proyecto ThiIsMe (proyecto inglés especializado en Digital), que esperamos sistematizar y poner pronto a disposición para que quien quiera pueda usarlo en otros contextos.

En la sesión con padres y madres tuvimos la presencia de dos institutos que trabajan conjuntamente y realizamos una sesión en la que el objetivo era permitir un primer contacto y orientación sobre qué son, para qué sirven y cómo podemos convivir con las redes sociales. Además creíamos imprescindible reducir los niveles de ansiedad y de miedo que las informaciones de los medios habían creado y, cómo no, animarles a que se apuntaran a las redes en tanto que oportunidad para ellos y para conocer ese nuevo contexto en el que se mueven sus hijos. Aquí os dejo la presentación que usamos en ella, aunque sin presentador tiene bastante menos sentido (por el mensaje, no por mi ;-)):

En ambos casos trabajamos con un planteamiento final de «consejos básicos», todos basados en una idea que consideramos crucial: la red no es un sitio aislado, ni diferente a la vida presencial y lo que pasa en ella es tan real como lo que pasa en la calle. Así mismo, moverse con cierta soltura e independencia dentro de estos contextos, es imprescindible para el desarrollo de los jóvenes en la sociedad que viven todos los días (siguiendo con el símil de la presencialidad, es como caminar por la calle o ir a una
cafetería/bar/discoteca) y, tal como hacemos en todos los ámbitos de su vida presencial, nuestra misión como padres pasa por acompañarles y servirles de apoyo para que se integren poco a poco en estos contextos y para que aprendan a moverse de forma responsable y segura en ellos.

Lo cual no implica que les llevemos de la mano siempre, ni que ellos nos vayan a dejar (como no lo hacen en la calle), pero sí que tengan claro que estamos ahí y que podemos ser un apoyo efectivo.

Después de terminar estas sesiones, creemos que el trabajo ha sido tremendamente satisfactorio. Hemos disfrutado mucho, personal y profesionalmente ha sido muy interesante. Como hemos dicho más arriba intentaremos sistematizar lo más posible el trabajo llevado a cabo de manera que nuestra experiencia pueda servir a otros que aborden estos temas.
El curso que viene continuaremos con este programa en otro instituto de Murcia que ya ha contactado con nosotras. Ya os contaremos qué tal :-).

Por lo pronto agradecer a José Blas García su invitación y a los padres, madres y alumnado del instituto por su acogida y por abrir su mente y su espacio a nuestras ideas.

Habrá que seguir trabajando en esto.

Una excusa y un experimento: usar audiovisuales en el aula

Con la intención de seguir despertando un poco la creatividad de los futuros maestros a los que tengo la suerte de dar clase este año ( y cuyos trabajos –alguno buenos y otros malos- podéis ver por ejemplo desde mi página web, os recomiendo especialmente los que estan bajo el título de «Explorando TIC para mi aula» en sus distintas versiones), hemos convocado con cada uno de los grupos una sesión de televisión en directo desde nuestra clase.

Se enmarca en el tema correspondiente a audiovisuales y tendrá lugar en la sesión teórica inmediatamente posterior a terminar la explicación formal del temario. Es decir, hemos hablado ya de implementación curricular de medios en general, de nuevas tecnologías en particular y de características propias del medio audiovisual (evolución, posibilidades, usos didácticos).

Quiero que vean un uso del video (streaming) en la web, y sobretodo que den vueltas a sus neuronas sobre otros usos (partimos de que ponerle un video a un grupo de personas y hacerles preguntas sobre él, no está mal, pero es un uso que puede hacerse desde los años 60 y que seguramente habría otras vías, y nosotros deberíamos encontrarlas), así que cada clase va a emitir un debate en directo. Trabajarán por grupos y defenderán y criticarán ideas de viva voz. Cada grupo (2 o 3 personas) debe preparar un mínimo de 2 actividades didácticas que impliquen el uso activo de los audiovisuales con aulas de primaria, planificando todos los detalles, temporalización, objetivos, contenidos, roles de los participantes, uso didáctico, pros, contras, etc.), la expondrá brevísimamente y la someterá al juicio de sus compañeros y al debate siguiente.

Hay que decir que la participación activa en la actividad es opcional (es clase teórica) y que no tenemos ni idea de cómo saldrá.

Como dependemos de cuando la profesora (o sea yo) termine la explicación del temario, no tenemos la fecha clara hasta la sesión inmediatamente anterior, pero invitamos a todo el que quiera y pueda acercarse a vernos y a debatir en el chat a que lo haga.

Estaremos en el canal http://www.ustream.tv/channel/pruebas-online que hemos creado ex-profeso.

Empezamos el lunes, 11 de mayo a las 9:15 a.m. CET con el debate de los futuros Maestros de Lenguas Extranjeras, y el resto de las sesiones (con una duración aproximada de 60 minutos) las iremos anunciando en el twitter y en el mismo canal.

Segunda sesión, Jueves 14 de mayo a las 11:15 CET con el mismo debate pero teniendo como protagonistas a los alumnos de Magisterio de Ed. Especial.

Tercera y última sesión (de esta tanda): Viernes 22 de Mayo a las 9:15 CET, estrellas centrales, alumnos de Magisterio de Educación Musical (han prometido traer micrófonos!!… que profesionales :-))

NOTA IMPORTANTE: las sesiones se llevan a cabo usando un notebook y una web cam con micro incorporado conectadas a través de la Wifi de la Universidad (Streaming «con palicos y cañicas»). Creemos que lo más interesante es lo que pasa EN el aula con los alumnos y, aunque nos gustaría que la calidad fuera mayor, no tenemos más infraestructura (al menos no, si queremos seguir teniendo la flexibilidad que tenemos hoy)… lamentamos -especialmente yo lo lamento :-)- que la calidad de sonido o video no sean las mejores, pero agradecemos sinceramente vuestra presencia, así como las críticas, sugerencias y consejos que nos podáis hacer a esta experiencia.

Sed bievenidos todos.

Nota:
Mil gracias a todos los que habéis asistido, a los que habéis preguntado y a los que os habéis interesado por nuestros trabajo, incluso aunque no hayáis podido asistir… ha sido muy enriquecedor abrir las puertas del aula por unas cuantas horas este curso 🙂
¿No lo grabamos? no, la idea es que fuese efímero, para lo bueno y para lo malo. Y así ha sido, gustosamente pasajero 🙂

De los que no exigen y de los que no esperan…

Estos post de opinión son tan interminables como mi verborrea, pero vale, tengo que explicarme :-). Lo siento por vosotros.

A cuentas de la polémica sobre el plan de Zapatero para llevarnos a la Escuela 2.0 por el camino de tierra (aquí tenéis un buen resumen del estado de la cuestión si es que no habéis leído el post anterior), mucho se ha dicho esta semana sobre calidad de la educación. Hemos tenido –en virtual y en presencial- discusiones francamente interesantes en las que coincidimos en que mucho de lo imprescindible en la apuesta por una escuela buena (no sólo mejor que la que tenemos, buena, que es a lo que deberíamos aspirar), pasa por un tener profesorado de calidad. Incluso en el twitter Pedro (@pvil) nos recordó un informe de 2006 sobre las estrategias que siguen los países más exitosos en educación (Informe McKinsey y traducción al español por EDUTEKA), y gran parte de ellas pasaban por escoger a los mejores alumnos y a los más preparados para, tras ofrecerle una educación profesionalizadora de gran calidad, acompañarles en la tarea de formarse ya en la práctica, para después exigirles en consecuencia.

Mientras leía las conclusiones de ese informe pensaba en mis alumnos, en mí, en mis compañeros, en mis maestros, en los otros maestros… en fin, en todos un poco. Creo que todos somos conscientes de nuestra parte de culpa (claro, hablo de todos los que discutíamos esta semana 🙂 y no éramos muchos), aunque yo creo que hay cosas de las que somos muy inconscientes; por ejemplo de la calidad y el potencial de nuestros profesores.

Si miramos con un poco de perspectiva a mi facultad (donde se forman nuestros maestros), vemos que en realidad tenemos una muestra de gente buenísima, los tiempos en los que estudiaba magisterio “cualquiera”, incluso sin aprobar selectivo, han pasado y la relación oferta/demanda de plazas en las diferentes titulaciones ha hecho que entren en cada especialidad de maestro los que la escogen en primera opción y que entren con medias francamente altas (por ilustrarlo con realidad, según datos del MICINN sobre acceso a la U. de Murcia del curso 2008-2009, las notas de corte de las diferentes especialidades fueron: Magisterio de Ed. Musical: 5,92; Ed. Especial: 6,27; Ed. Física: 6,33; Ed. Infantil: 6,75; Ed. Primaria: 6,92 y Lenguas Extranjeras: 7,63, habiendo ofertado cada especialidad 125 plazas). Es decir, la cosa no va de materia prima.

Sin embargo creo que nos hemos empeñado en considerarnos (y digo “nos” porque yo también doy clase en la escuela pública, aunque no básica) y conformarnos con ser menos capaces.

Lo ilustro con realidad también. 2 realidades.

REALIDAD 1: De los que no exigen

Durante esta semana, y algunos días de las semanas precedentes he tenido unas cuantas discusiones sobre lo que yo opino que debe ser mi clase (soy profe, entre otras, de Nuevas Tecnologías Aplicadas a la Educación para 4 de los 6 magisterios de mi facultad en su último año de carrera) y lo que yo hago en mis clases. La polémica esta vez iba de por qué yo exigía a mis alumnos unos mínimos de competencia didáctica y digital para venir a mi clase; sobre la competencia didáctica (saber lo que es un objetivo, una estrategia didáctica, vaya, contenidos de 1º y 2º de carrera) no ha habido mayor polémica, el problema es la competencia digital. Aclaro, ¿qué les pido? exactamente exijo: tener un correo electrónico (como sabéis ahora al entrar en la carrera la universidad te da uno), saber abrir y cerrar ventanas del ordenador, saber enviar un correo electrónico con un anexo, y saber hacer un documento de texto simple, ah! Imprescindible, encontrar el botón “incio” y saber buscar en el google (nivel inicial). Evidentemente no les niego mi clase si no lo saben hacer (como si no saben lo que es un objetivo en 3º de carrera), pero no les enseño a hacerlo, sino que les remito a que se pongan las pilas y aprendan para que no se queden atrás con la asignatura, de hecho les pido que se enconmienden a “San Google” y busquen manuales, cursos, ayudas, etc.

Pues no lo ven claro. De hecho, ya uno de ellos me dijo que esperaba que yo se lo enseñara en mi clase (lo de abrir y cerrar ventanas y enviar un correo), y que no le puedo exigir que se busque la vida porque tengo que tener en cuenta que eso no es algo que le pueda exigir a su edad (estamos hablando de un estudiante mayor, que insinúa en su comentario que en la universidad pública –si, la que pagamos todos- a los más jóvenes SÍ puedo exigirles todo, pero que el nivel de exigencia va reduciéndose con la edad). Y yo me niego, y me justifico con un ejemplo:

Si un estudiante de ingeniería llega a su clase de física aplicada de 1º y no se sabe las tablas de multiplicar, ¿debe el profesor de física aplicada enseñárselas? ¿El alumno se lo exigiría? ¿O es el alumno quien debería plantearse ponerse al día antes de intentar eso para poder sacar el máximo de su profe de física?, en este caso el disparate salta a la vista ¿por qué en magisterio no? ¿por qué en cosas relacionadas con tecnologías –que ya se incluyen en los contenidos mínimos de secundaria- no?

Realidad 2: De los que no esperan

Esta mañana he leído en la Bitàcola deMestraTic un post con unas cuantas opiniones a cuentas del proyecto piloto y plan de implementación de libros digitales y ordenadores portátiles en Cataluña(Gratuïtat del llibre de text – Format digital i model 1:1) , se titula “El projecte 1:1… Anem encaminats?”; leí el post, muy interesante, y además leí los comentarios. Uno de ellos me sorprendió especialmente (léase: me dejó estupefacta), así que con mi falta de vergüenza para la traducción de idiomas desconocidos, me voy a permitir traducir la literalidad de la frase en catalán que me sorprendió (amigos Catalano-parlantes, corregid):

“Avui però, la gran majoria del professorat vol poder fer la feina agafant continguts de qualitat més o menys garantida, i no haver de generar-ne ells mateixos, perquè no tenen temps, no tenen ganes o no en saben, i no veig que això sigui especialment criticable. La tasca del docent en el seu dia a dia ja és prou complicada per a demanar-li segons què”.

“Hoy en día sin embargo, la gran mayoría del profesorado desear poder trabajar utilizando contenidos de una calidad más o menos garantizada, y no tener que generarlos ellos mismos, porque no tienen tiempo, no tienen ganas o no saben, y no veo que eso sea especialmente criticable. La tarea del docente en su día a día ya es bastante complicada para pedirle según qué cosas”

Y pensé… yo me niego, y me justifico con un ejemplo, absurdo, pero ejemplo:

Usted va a un hospital y le dicen: “Lo siento en este hospital muchos médicos no le operan a usted con un bisturí, sino con una cuchara, es que ya tienen bastante faena, para que encima tengamos que pedirles que se actualicen. A lo mejor no tienen ganas, o no saben cómo se hace y la dirección no ve eso especialmente criticable”.

Es absurdo, realmente absurdo!

En un médico no se admite, pero justificar la pasividad, ignorancia y desmotivación del profesorado es perfectamente admisible ¿? Uff… me niego.

Matizo, NO CREO que el mejor profe sea el que más cacharros usa, los cacharros son sólo cacharros. De hecho creo que, como dice A. Bartolomé a cuentas del audiovisual en el aula, 15 minutos de buen profesor son mil veces mejores que 15 de buen vídeo. Ahora, un maestro –en especial uno de enseñanza básica- enseña cosas para vivir en el mundo, y en el mundo es imprescindible aprender más cosas que lo que las editoriales ponen en sus libros, y el mundo de hoy –que es en el que viven nuestros alumnos- sin tecnología no existe.
Sé que los profes van desbordados de trabajo, sé que no son la única causa de lo que hay en la escuela (yo también, y la institución en la que trabajo, somos parte de las causas), pero sé que no es por incapacidad.

Creo que tenemos buenos maestros, buenos estudiantes de magisterio y que podríamos hacer maravillas si creyéramos más en ellos y les exigiésemos más. Si no nos conformásemos con que nos diesen lo que nos dan, o con sus pocas ganas o su ignorancia. Si no lo sabes hacer, lo aprendes, si no te motiva, te motivamos, si no te gusta, no estés aquí…

Hemos llegado al colmo de justificar la desprofesionalización de uno de los gremios más cruciales en la formación de una sociedad, en la formación de sus ciudadanos. A conformarnos con lo que quieran hacer y a negar con esa base la oportunidad a otros de disfrutar de inversiones más activas, rompedoras, innovadoras. Porque no olvidemos que no está mal pensar en empezar con libros digitales libres para las escuelas, si este fuera un paso, mientras hacemos formación, incentivación de buenas prácticas docentes, trabajo en colaboración, etc.; el problema es que es LO ÚNICO, LA GRAN PANACEA, porque “como hay tantos que son incapaces, están desmotivados o simplemente son ignorantes, y no es especialmente criticable, habrá que darles algo con qué trabajar!”

Ya sé que soy joven y se me pasará (espero que no), pero al menos por ahora, YO, me niego.

Avanzando al pasado

No suelo significarme demasiado nunca, y menos en términos políticos. Creo que soy lo suficientemente mayor para que no me seduzcan las rebeldías momentáneas o fáciles, pero lo suficientemente joven e ignorante para que me falte mucha perspectiva y soy consciente de que esa perspectiva te la dan la distancia, los años, lo mucho vivido, lo mucho leído y mucho de vista. Confieso, no tengo mucho de casi nada.

No obstante hare una excepción porque creo que me afecta directamente. Y me saltaré unos cuantos post que tengo pendientes de escribir para hacerlo.

Antes de empezar os invito a que leáis los artículos escritos por algunos que saben más que yo y que reflejan con claridad meridiana lo que ha pasado ( y a lo mejor os evitan el trago de leerme :-):

  • Zapatero se Equivoca”, y “Zapatero se equivoca (y 2)… “Puede””, por Jordi Adell.
  • “¿Quién necesita mercados editoriales para contenidos educativos digitales?” por Juan Freire
  • The Shame in Spain” por Glyn Moody
  • Me dedico a hurgar (estudiar/investigar/marear) en las TIC, porque creo que son una herramienta absolutamente imprescindible en nuestros días, y porque creo sinceramente que han cambiado y potenciado vertiginosa, radical e inevitablemente la forma en la que los seres humanos se comunican, aprenden y desarrollan cosas. Es decir, han cambiado para siempre la forma en la que hacemos todo lo que nos hace personas. Por eso me resultan apasionantes.

    Pero además soy profe de la universidad, de la facultad de educación (Maestros y Pedagogos), porque en este país me convencieron de la grandeza de la idea de la enseñanza pública de calidad como base de una sociedad mejor, para cada persona en particular y para todos en general. Yo quiero ayudar a formar educadores que enriquezcan esa base y ser parte de la formación de aquellos que hacen la escuela pública realidad todos los días. Es mucho de romanticismo, pero es lo que hay.

    Pues bien, la noticia de el jueves en El País titulada “Zapatero se lanza a la digitalización del sistema educativo”, en la que se anuncia el plan del gobierno para “crear la escuela 2.0”, da al traste con mucho de lo que pretendemos los que queremos hacer escuela de futuro y resulta, cuanto menos, frustrante.

    En la noticia se expone que ZP y su equipo “asesor” (ministra incluida) han llegado a acuerdos con las compañías de telefonía (provisión de wifi), las compañías de software (provisión de equipamiento para cada alumno) y las compañías editoriales (libros de texto en formato digital) para “llevarnos al futuro”. Wifi y hardware claro que necesitamos, no sé hasta qué punto ESE hardware y menos software de pago en una escuela sin recursos (siempre me acuerdo de mi profe de economía de la educación: “los recursos en educación siempre son escasos y las necesidades potencialmente infinitas”), y menos cuando ya se han hecho importantísimas inversiones en algunas comunidades autónomas que apuestan (habrá que decir apostaban) por el software libre; no sólo gastarse mucho dinero ahora, sino tirar el que ya nos habíamos gastado.

    Pero a mayores, resulta, cuanto menos absurda una iniciativa como esta cuando se nos llena la boca hablando de Web 2.0 y del poder la gente, la construcción colaborativa de significados y conocimientos, de competencias básicas de búsqueda, construcción, de recreación de los contenidos; de que ya no es preciso “rellenar como pavos” a nuestros alumnos de información, sino darles herramientas para digerir la marabunta de información del exterior, a resolver problemas. Cuando en la facultad intentamos convencer a nuestros futuros maestros de que enseñar es acompañar al otro en un proceso de recreación de la información para convertirla en conocimiento y que ellos –ellos, los maestros- son los líderes de la barca en la que deben remar todos sus alumnos y que los libros son una herramienta enorme, pero que los libros no son neutrales, y las editoriales no deben/pueden seguir liderando las clases y marcando los ritmos, contenidos y hasta el nivel de competencia de nuestros alumnos. De verdad, es insoportable que pretendan que “el cambio” sea que el gobierno vuelva a adjudicar los contenidos a las editoriales para que ahora los libros digitales se apoderen del timón de nuevo.

    Y resulta más insoportable cuando sabemos por experiencia que otra escuela ya es posible, cuando ante la pasividad de algunos, hay maestros y profesores de gran calidad comprometidos con un trabajo serio con TIC en las escuelas; cuando hay tantas, y tantas experiencias de colegios e institutos en los que la educación “2.0” (aunque no me guste la marca) ya se hace (esta mañana hablábamos en el twitter de invitar a ZP al cole Niebla, o al de Palma de Rio, o al de Ibiza o al de Callús, o al de Cieza, o a que vea lo que planifican –por ejemplo- algunos de mis alumnos).

    Resulta cruel cuando sabemos que los problemas de los centros para ir al futuro, entre otros (como el equipamiento, el cambio cultural y metodológico o la formación del profesorado), vienen de la mano de un curriculum hecho por agregación, de una organización escolar rígida e inamovible, de unos mecanismos de adaptación inexistentes, de una legislación hecha a la voz de frases como la de la ministra del otro día: «Esta es una gran oportunidad para la industria editorial española, puesto que hablamos de un mercado de 400 millones de estudiantes«.

    Se ve que lo de la igualdad de oportunidades y la educación era eso y lo entendimos mal.

    Vergonzoso, triste y cruel, pero sobretodo, vergonzoso.

    Desde aquí, y desde mi aula, sea momento de invitar a que, ya que no podemos luchar contra algo tan jugoso como semejante negocio, a que sigamos con la apuesta por la creatividad, por la construcción, por ser maestros de gente de futuro, por seguir intentando lo mismo que antes del jueves. Aunque el gobierno siga sin enterarse y nos siga boicoteando.